Al querer alquilar un inmueble, uno de los requisitos principales suele ser contar con un aval, pues esto facilita negociar la propiedad y garantizar que se pagará puntualmente la renta.
Este concepto es sencillo, pero juega un papel clave en el proceso de arrendamiento, por lo que es importante saber qué es exactamente un aval y por qué es necesario para asegurar una renta.
En esta entrada, te vamos a explicar en detalle la función del aval, su relevancia para propietarios y arrendatarios y cómo puede influir en la decisión de rentar un inmueble.
Un aval es una garantía que una persona o entidad ofrece para respaldar el cumplimiento de los pagos de alquiler.
Esta persona, llamada avalista, se compromete a pagar en caso de que el inquilino (avalado) no pueda hacerlo, lo que proporciona una mayor seguridad al propietario, ya que asegura que la renta estará cubierta sin importar si el que arrienda tiene dificultades económicas.
Las personas que ponen en renta propiedades tienen varias razones para exigir un aval en cada contrato. Entre las principales, están:
Ser aval implica adquirir el compromiso de quedar como responsable en caso de que el inquilino no pueda cumplir con el pago de la renta.
Cuando la persona accede a ser aval, adquiere todas las obligaciones mercantiles que la persona que renta deje de cumplir.
Solicitar un aval es una manera de evaluar la seriedad y solvencia del inquilino.
Solo aquellos que pueden presentar un aval suelen ser personas con un respaldo financiero sólido, lo que indica que son menos propensos a incumplir con sus obligaciones.
Contar con un aval ofrece seguridad y confianza al arrendador, pues hay garantía de que, además de que se cumplirá con los pagos, se cuidará el inmueble, lo que se traduce en una relación más estable y confiable entre arrendador y arrendatario.
Además, si existe algún problema durante el periodo de renta, el arrendador puede recurrir al aval para buscar una solución, con el fin de que se solucione a la brevedad.
En caso de que necesites conseguir un aval o te hayan pedido serlo, debes tener en cuenta cuáles son los requisitos para ser aval:
Este requisito es obligatorio, ya que con esta información se corrobora la identificación de la persona física para evitar un fraude al arrendatario o arrendador.
En determinados casos, también sirve para confirmar la nacionalidad de la persona, si se requiere que sea del país en el que se realiza la transacción.
Esto es muy importante para el arrendador porque le permite confirmar que el aval cuenta con la solvencia económica necesaria para poder cubrir los pagos en caso de que quien renta tenga problemas.
Uno de los documentos que suelen pedirse es un estado de cuenta que registre los ingresos regulares, como los pagos de nómina.
En muchos casos, se requiere que el avalista sea propietario de un bien inmueble que esté libre de gravamen (es decir, sin hipotecas o deudas pendientes).
Este bien puede ser utilizado como garantía adicional en el contrato de arrendamiento.
Existen diferentes alternativas en caso de que no puedas conseguir un aval para rentar una propiedad.
Si no puedes negociar con el propietario ofreciendo más depósitos como garantía, hay otras opciones:
Existen empresas que no piden aval al rentar un inmueble, sino que optan por elegir otros métodos para garantizar los pagos, como protección jurídica.
En este caso, es importante demostrar ante la empresa el historial crediticio y comprobar capacidad de pago.
Si el interesado en rentar no tiene subcuenta de Infonavit o no la tiene activa, puede solicitar que el banco sea su aval.
Para ello, la entidad financiera llevará a cabo un estudio para confirmar que cuenta con capacidad de pago.
Este tipo de empresas ofrecen contratos para los procesos de arrendamiento, garantizando que se cubrirá la deuda que el inquilino adquiera en caso de incumplir con la renta.
Al elegir una afianzadora, asegúrate de que esté autorizada por la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas.
Cuando el avalista no cumple con sus responsabilidades, puede haber consecuencias y acciones legales que afecten al propietario y al inquilino. Entre ellas:
Lo primero es reclamar el pago directamente, pues el contrato suele incluir cláusulas que permiten al propietario exigir el cumplimiento de las obligaciones financieras.
El incumplimiento puede tener un impacto negativo en su historial de crédito, pues se registran los impagos y las demandas.
Dependiendo del contrato, puede haber embargo de bienes o si se gana la demanda, el avalista está obligado a pagar la cantidad adeudada más los costos legales asociados.
El propietario puede tener el derecho de iniciar con procedimientos de desalojo por incumplimiento del contrato o boletinar para que otros arrendatarios ya no cierren tratos con él.
Como hemos visto, el aval es una figura muy importante para rentar.
No contar con uno puede complicar el proceso y reducir las posibilidades en cuanto a propiedades, pero existen otras alternativas para considerar, como las que hemos abordado.
En cualquier caso, recuerda que es importante cumplir con los compromisos financieros que adquirimos en el contrato de arrendamiento para evitar problemas mayores.
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